Taiji, es una aldea apacible y a su vez con una bahía que tiene aguas color turquesa que invita a la meditación y a la paz interior,… pero ello se ve interrumpido cuando, entre los meses de octubre y abril, los pescadores salen a cazar delfines y otros pequeños cetáceos de forma cruel, tiñiendo literalmente el mar de rojo, con el único objetivo de abastecer la industria cárnica. Más de 20,000 animales son sacrificados inútilmente aduciendo diversas explicaciones que colindan con lo absurdo y hasta lo desquiciado.
Esta carnicería se ha transformado en una tradición que cada año se viene dando con la venia del gobierno Japonés que ha encubierto y ha negado a todas voces que ello no se está dando, pero… para mentirosos ya tenemos uno en nuestro país,… pero como nada queda oculto, un grupo de ambientalistas y protectores de los animales han ingresado a las entrañas de la bestia y han puesto al descubierto esta degradante actividad para el ser humano.
El documental “The Cove” descubre de par en par lo que sucede días antes de que se suscite este horrendo crimen con seres indefensos y pacíficos. Observa como se comportan los habitantes de la isla al verse descubiertos y hasta agreden a los ambientalistas,... es obvio que no son nada pacíficos, viéndolos de cerca...
No seré quien me ponga en el lado del fiscal para juzgar a estos habitantes, … mucha de la ignorancia ha hecho que esto tenga,…como muchas otras actividades vistos buenos, como si de arte o deporte o necesidad se tratase, pero es evidente que algo sucede en el ser humano, cada día nos deshumanizamos mas y parecería que estamos involucionando.
Las escenas son terriblemente deprimentes y dolorosas,… si eres muy sensible te pido no veas los videos porque pueden dañar tu susceptibilidad, pero si aun así los ves, toma medidas correctivas. Comienza contigo, cambia, apoya al medio ambiente y que tus hijos (si los tienes) observen que haces lo que profesas, no tiene sentido decir y luego hacer lo contrario, este sería un cambio muy positivo y digno de imitar.
Ahora, que hemos apreciado con estupor y con miedo y hasta lagrimas lo salvaje que puede ser el hombre, te invito a tomar medidas radicales, quizás nunca podrás viajar a esta bahía pero podemos hacer mucho desde nuestro lugar. Tomaré como base lo que escribió Sara M. Justicia Doll en un articulo de primera hora:
“Si algún día tengo un hijo, no lo llevaré a un parque acuático, porque pensaré en que ese delfín pudo ser seleccionado en Taiji y que su hermano pudo ser asesinado. Sé que se pagó por él $150 mil dólares en un sucio negocio de lucro personal. Sabré que detrás de esa sonrisa natural del delfín hay sufrimiento, falta de alimentación y una profunda añoranza de su hábitat natural. Cuando vaya al colmado pensaré si compraré latas de atún, ya que en la pesca de éste también caen delfines y tortugas y eso pudiera terminar en mi emparedado. Yo no quiero envenenarme con mercurio. ¿Y usted?”
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